El buen ciudadano

martes, diciembre 19, 2006

Comprensión e inconmensurabilidad

Doce del mediodía, treinta y siete grados de temperatura a la sombra, el cruce de dos avenidas. Un auto se detiene en el semáforo. Se acerca un nene a la ventanilla del conductor. Muchas veces descalzo y siempre sucio, hace un ademán. Tiene un calendario del nuevo año en la mano. Desde adentro del auto no obtiene respuesta, ni una mirada: silencio polarizado. Algunas veces sí obtiene respuesta: un movimiento de cabeza o de la mano -no, no-, dentro del auto frío de aire acondicionado; ahí sí se puede respirar. Si tiene la suerte de conseguir un auto con el vidrio bajo escucha absorto un: -no pibe, no tengo un mango, y después arranca la 4x4 al ponerse en verde el semáforo. Al llegar a la esquina gastó en nafta, seguro y patente más o menos lo que gasta ese chico para comer.

Lo más triste, lo más increíble, es que esos señores creen que esos nenes tienen que pedir con una sonrisa, casi con alegría. -Mirá qué cara de resentido. ¿Qué cara tendría ud si la gente no le regalara ni siquiera una mirada, dos segundos, diez centavos?.
También están los limpiavidrios: el señor dice -Por qué no van a laburar. ¿Ud cree que con este calor esa persona estaría ahi si tuviera un lugar mejor para trabajar?. ¿No le parece suficiente trabajo?. Una peor del señor: -Se pegan al vidrio del auto para ver qué te pueden afanar. No, miran lo que sería tener una familia, tener un auto, no morirse de calor, de frío, de lluvia, de indiferencia.

No es tan difícil, cuando una personita de esas se acerque a ud. en la mesa de un bar, mírelos a los ojos, sienta su vergüenza, porque es la de todos, vea en sus ojos la necesidad de una mirada amable, y claro, dé un peso por lo que vende. No le cambiará la vida ese peso a usted, pero él o ella sentirán que todavía hay gente que quiere ayudar, que los cree personas con derechos, humanos con sentimientos. No espere que siempre devuelvan una sonrisa o le suelten un poema de agradecimiento, no debería hacerlo por eso. Le aseguro que no están haciendo lo que quieren, los chicos necesitan jugar, no pedir o vender. Si ayuda a alguien hágalo por el hecho de hacerlo sentir alguien, de tratar de comprender su problema. Simplemente por eso, creo que es un comienzo.